Podéis estar seguro de ello, señor mío. Y como prueba, os propongo que pasemos juntos la tarde bebiendo a la salud de nuestras amadas.
Es decir, haciendo como los abogados, que ante el juez luchan implacablemente, pero que luego comen y beben juntos como los mejores amigos del mundo.
GRUMIO y BIONDELLO:
(A un tiempo.) ¡Excelente proposición! Partamos, camaradas.
HORTENSIO:
La proposición es buena, en efecto. Aceptada, pues. Petruchio, eres mi invitado. (Sale.)