Drácula

Capítulo 18 DEL DIARIO DEL DOCTOR SEWARD

30 de septiembre. Llegué a casa a las cinco y descubrí que Godalming y Morris no solamente habían llegado, sino que también habían estudiado las transcripciones de los diversos diarios y cartas que Harker y su maravillosa esposa habían preparado y ordenado. Harker no había regresado todavía de su visita a los portadores, sobre los que me había escrito el doctor Hennessey. La señora Harker nos dio una taza de té, y puedo decir con toda sinceridad que, por primera vez desde que vivía allí, aquella vieja casona me pareció un hogar. Cuando terminamos, la señora Harker dijo:

 

—Doctor Seward, ¿puedo pedirle un favor? Deseo ver a su paciente, al señor Renfield. Déjeme verlo. Me interesa mucho lo que dice usted de él en su diario.

Parecía tan suplicante y tan bonita que no pude negárselo; por consiguiente, la llevé conmigo. Cuando entré en la habitación, le dije al hombre que había una dama a la que le gustaría verlo, a lo cual respondió simplemente:

—¿Por qué?

—Está visitando toda la casa y desea ver a todas las personas que hay en ella —le contesté.

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