Cuando el dÃa 1 de agosto de 1914 el Endurance zarpó desde el puerto de Londres, una euforia extraña, mezcla de orgullo y temor, dominaba la tripulación: por primera vez en la Historia, un puñado de hombres intentarÃa cruzar a pie el continente antártico. La misión casi parecÃa imposible, pero la voluntad de Sir Ernest Shackleton, el jefe de la expedición, era capaz de convertir cualquier conjetura en algo palpable y cierto. Ni siquiera en octubre de 1915, cuando el Endurance se quedó atrapado y hubo que abandonar su carcasa agonizante, los ánimos flaquearon: asentados en un témpano de hielo y embutidos luego en tres pequeños botes salvavidas, Shackleton y sus hombres sobrevivieron, enfrentándose al terror de la larga noche polar.La madrugada del dÃa 20 de mayo de 1916, los obreros que trabajaban en la estación ballenera de Stromness vieron acercarse una figura insólita, con la ropa hecha jirones y el pelo suelto a media espalda: tras casi quinientos dÃas sin pisar tierra firme, ahà estaba Sir Ernest Shackleton para comunicar al mundo entero que él y su gente habÃan conseguido huir de la cárcel de viento y hielo que a punto estuvo de convertirse en su tumba.La prisión blanca es el testimonio vÃvido de esta aventura que ensanchó los lÃmites de la realidad para que ahà cupieran los sueños de unos hombres valerosos.