En un futuro impreciso, que puede ser dentro de una década o de cinco, Mika sabe que no está bien. Algo le ocurre desde hace tiempo, pero cansada de no encontrar una solución permanente, y ocultando a su familia lo que le sucede, por miedo a la que la vuelvan a creer loca, prefiere que la tomen por una drogadicta medio perdida, a contarles su realidad, ya que ni ella misma la comprende. Es la rara, la violenta, la que va al margen de los demás, y se refugia en su pequeño grupo de amigos y genios, intentando encontrar una solución química que la salve. Sin embargo, un error la lleva a un mundo de donde es difícil salir sin daño, encontrando un amor tan extraño y apasionado como ella, dentro de una historia familiar llena de secretos retorcidos, en una aventura en la que puede perder el poco juicio que le queda.