Gustavo Sainz encarna entre nosotros a un nuevo tipo de narrador: culto, en su oficio y al dÃa.EMMANUEL CARBALLOLa risa de Gustavo Sainz podrÃa ser clasificada dentro de las más extrañas de nuestro ámbito literario.Una risa casi sin risa?GABRIEL CONTRERAS,Espéculo. Revista de estudios literariosLa princesa del Palacio de Hierro vive en los rebeldes años cuando estaba de moda el afro y la hermana de mamá tenÃa un amante nazi. La princesa se las arregla para violar las normas y conocer ese mundillo ajeno donde late el pecado y alienta la transgresión. Tiene amigas y amigos como «La Vestida de Hombre», que siempre se está poniendo pomadas en el cuerpo; «Las TapatÃas», una de ellas muy flaca y adicta al sexo; o «El Monje», un complicado y reprimido joven. El traslado de la oralidad al texto escrito es una de las notables aportaciones de esta novela, ganadora del Premio Xavier Villaurrutia 1974 y, desde entonces, referencia obligada para el conocimiento no sólo de un modelo literario, sino de una manera de ver y estar en el mundo.