Reseña de Herencia envenenada
La tía de Jessica, Lucy, le había dejado tres cosas en herencia: su fortuna, la clave para descubrir su verdadero pasado y a Sebastian Slade. Para poder heredar, Jessica tenía que vivir en la casa de Lucy en Norfolk Island durante un mes con Sebastian, descripto en el testamento como su leal amante y compañero. A Jessica no le hizo mucha gracia aquella idea; supuso que Sebastian sería un hombre ya entrado en años que habría tratado de conquistar a Lucy con la esperanza de conseguir su dinero. Pero sintió aún más recelos cuando lo vio en persona. ¿Era posible que aquel joven rubio y tostado por el sol, con un cuerpo que quitaba el aliento, hubiera sido el amante de su tía?