Mademoiselle Lucette de Mustelle nunca habÃa apreciado mucho sus estudios en el modélico Lycée Molière, por lo que no podÃa ocultar su alegrÃa ante la perspectiva de otro verano en el castillo familiar. Pero no por ello se suspendieron las clases, si bien éstas fueran de muy distinta naturaleza. A sus inquietos 14 años, Mademoiselle de Mustele estaba ya más preparada para los juegos del sexo que del espÃritu. Los maestros que primero la acompañaron en ese placentero aprendizaje fueron Miss Ketty la institutriz, Alice la cocinera y el criado Firmin. Ante la actitud despreocupada de la madre, más atenta a sus propias aventuras que a la formación de su hija, Lucette dio rienda suelta a los impulsos de su dÃscola curiosidad y pasó a experiencias más sofisticadas de la mano de los inescrupulosos amantes de su madre, Sir Archibald y Maurice, quienes completaron las peculiares enseñanzas de su aplicada alumna. Y asÃ, Lucette y sus amigas, ya en pleno conocimiento de sus apetencias, sembraron recuerdos inolvidables por todos los rincones del castillo y de los bosques que lo rodean.