Alfonso X El Sabio muere en 1284, sitiado en Sevilla, y lo acompañan tan solo un puñado de fieles. Esta ciudad es todo lo que le queda de lo que fue un extenso reino, pues Castilla entera se ha sublevado y sigue a su hijo Sancho. El rey Alfonso deja un impresionante legado en leyes y cultura y también deja un reino devastado, sumido en el caos y la violencia; Castilla ha sufrido una larga guerra civil que ha enfrentado al padre y al hijo. Y a esta guerra se suman los repetidos ataques del nuevo imperio que domina el Magreb: los merinidas. Es en esta situación histórica cuando surge de las arenas del desierto un líder profético, un Mahdi, que aspira a devolver Al-Ándalus a sus días de gloria, para instaurar de nuevo el Islam. Siguen al Mahdi cientos de miles en una guerra santa, en un afán de repetir la conquista del año 711 y dominar la península desde Gibraltar a los Pirineos. Castilla se enfrenta sola a estos peligros y está en juego su propia existencia. El Papa niega bula de cruzada y esto impide una alianza de los demás reinos, pues el matrimonio de Sancho se considera incestuoso y no está reconocido por Roma. Además, ningún reino vecino reconoce los derechos de Sancho al trono. En este escenario se entrelazan las intrigas, las alianzas y traiciones, en un juego al que no son ajenos los nazaritas de Granada, que intervienen en la lucha arrastrados por el fervor popular. Esta es la historia novelada de uno de los períodos más convulsos y trágicos que sufrió el reino de Castilla. A través de las páginas el lector se sumerge en un mundo medieval poco conocido, pero cuyas pasiones e intereses son muy reales y están en la naturaleza humana, son de siempre.