«A menos que se sea rico, no sirve de nada ser una persona encantadora.
Lo romántico es privilegio de los ricos, no profesión de los desempleados.
Los pobres debieran ser prácticos y prosaicos.
Vale más tener una renta permanente que ser fascinante.
Estas son las grandes verdades de la vida moderna que Hughie Erskine nunca comprendió. ¡Pobre Hughie!»