«El esfuerzo de escribir un cuento corto es tan intenso como empezar una novela. Pues en el primer párrafo de una novela hay que definir todo: estructura, tono, estilo, ritmo, longitud, y a veces hasta el carácter de algún personaje. Lo demás es el placer de escribir, el más Ãntimo y solitario que pueda imaginarse, y si uno no se queda corrigiendo el libro por el resto de la vida, es porque el mismo rigor de fierro que hace falta para empezarlo se impone para terminarlo. El cuento, en cambio, no tiene principio ni fin: fragua o no fragua. Y si no fragua, la experiencia propia y la ajena enseñan que en la mayorÃa de las veces es más saludable empezarlo de nuevo por otro camino, o tirarlo a la basura».Este volumen recoge los cuentos que, afortunadamente para los lectores de GarcÃa Márquez, no terminaron en la papelera, precedidos por un prólogo en el que se da razón de por qué son doce, por qué son cuentos y por qué son peregrinos.