El último de los Mohicanos

El verdadero hombre de la frontera organizó su vida, hasta donde las circunstancias se lo permitieron, de acuerdo con un arquetipo paradisíaco en el que la ley natural le permitía utilizar libremente el «jardín del mundo». Temerario, exuberante, sin una ley inmediata que lo controlara, violento y valiente, como lo define su propio mito, el hombre de la frontera actuó como un agente libre en medio de una naturaleza indómita; frente a la jerarquía de valores adoptada tradicionalmente en el este, es decir, inteligencia, refinamiento y moral cristiana, los «leatherstocking» del oeste oponen su fuerza, su naturalidad y su libertad. Pero unas cuantas décadas de regresión bajo el impacto de la frontera convierten a sus pobladores en seres confiados, desprovistos de toda sofisticación, y, por lo tanto, víctimas propiciatorias de los demagogos cooperianos, que nunca duermen, y pronto los especuladores imponen su ley y el oeste avanza hacia otras posiciones históricas de mayor relevancia.






eXTReMe Tracker