Los hermanos Karamazov

—Por Dios, excelencia. ¿De verdad no se puede hacer nada, absolutamente nada, para salvarlo?

—Eso no depende de mí —contestó el doctor, impaciente. De pronto se detuvo y añadió—: Sin embargo, si usted pudiera enviar al enfermo inmediatamente a Siracusa... —el capitán se estremeció ante el tono, casi colérico, en que el doctor pronunció estas últimas palabras—. En tal caso, gracias al clima excelente del país, podría producirse un...

—¿A Siracusa? —preguntó el capitán como si no comprendiera.

—Siracusa está en Sicilia —dijo Kolia levantando la voz.

El doctor lo miró.

—¿En Sicilia? —exclamó el capitán, aterrado—. Pero su excelencia puede ver...

Sin separar las manos, el capitán se dirigía al interior de su hogar.

—¿Y mi mujer? ¿Y mi familia?

—Su familia no irá a Sicilia, sino al Cáucaso, en primavera; y cuando su esposa haya tomado allí las aguas para curarse del reumatismo, habrá que enviarla a Paris sin pérdida de tiempo, a la clínica de Lepelletier, especialista en enfermedades mentales, a quien la puedo recomendar... Si procede usted de este modo, podrá producirse...

—Pero, doctor; ya ve usted que...

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