Los hermanos Karamazov

SEGUNDA ENTREVISTA CON SMERDIAKOV

Smerdiakov había salido ya del hospital. Vivía en aquella casita de techo bajo habitada por María Kondratievna. La vivienda tenía dos habitaciones, y entre ellas un vestíbulo. María Kondratievna y su madre ocupaban una de las habitaciones, y la otra Smerdiakov. Nadie sabía exactamente con qué títulos habitaba el epiléptico en aquella casa. Al fin se supuso que era el prometido de María Kondratievna y que no pagaba alquiler alguno. Tanto la madre como la hija le tenían gran afecto y lo consideraban superior a ellas.

Cuando le abrieron la puerta, Iván, siguiendo las indicaciones de María Kondratievna, se dirigió a la habitación de la izquierda, que era la ocupada por Smerdiakov. Una estufa de barro despedía un calor sofocante. Las paredes estaban cubiertas de un papel azul lleno de desgarrones y bajo el cual corrían las cucarachas con un rumoreo continuo. El mobiliario era muy simple: dos bancos a ras de las paredes y dos sillas junto a la mesa, sencilla y cubierta por un mantel rameado de color de rosa. Geranios en las ventanas: en un rincón, imágenes santas. En la mesa había un abollado samovar de cobre, una bandeja y dos tazas.

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