París en el siglo XX

-Sin duda. Mira a los norteamericanos y esa guerra espantosa de 1863.

-Está bien. Pero una guerra, un ejército que vaya al combate motivado por el dinero no se va a componer de soldados, sino de ladrones de espanto.

-Pero igual va a ser capaz de prodigios de valor -replicó Jacques.

-De prodigios de depredaciones -le precisó Quinsonnas.

Y los tres jóvenes no pudieron menos que reír.

-Para concluir -continuó el pianista-, aquí están Michel, un poeta, Jacques, un militar, y Quinsonnas, un músico. Y ahora no hay ni poesía, ni milicia ni música. Verdaderamente somos unos estúpidos. La comida se ha terminado; fue sustancial, por lo menos por su conversación. Pasemos a otros ejercicios.

Limpiaron la mesa, la introdujeron de vuelta en su sitio, y el piano tomó el lugar del honor.

 

 

CAPÍTULO VIII

Donde se trata de la música antigua y moderna y del uso práctico de algunos instrumentos

 

-Por fin -exclamó Michel-, vamos a hacer un poco de música.

-Y nada de música moderna -dijo Jacques-, que es demasiado difícil...

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