Reseña de Un caso cerrado
Llegué al Buster Club a las doce en punto, hora en que había sido citado. A la entrada un uniformado empleado, muy educado, me pidió el carnet de socio y yo le dije que había sido invitado por la señora Lois Carson.El hombre estaba al tanto, me pidió excusas y me facilitó la entrada.Tras atravesar un amplio y limpio vestíbulo, alcancé una sala biblioteca. Allí se encontraban buen número de personas, mujeres en su mayoría, leyendo libros o revistas. La señora Carson me había dicho que la encontraría en dicha sala vestida de negro.