El Rey Martiza de Salamo ya estaba dormido, pero se dio cuenta de que algo se movía dentro de su habitación. Para sorpresa suya descubre que se trata de la Princesa Veria, quien llegaba para asistir a la coronación de él, que tendría lugar al día siguiente. La Princesa, cuyo padre ha muerto, es ahora la soberana de un pequeño estado limítrofe con el del rey, Kavolana. Con voz muy baja ella le dice al monarca que ha descubierto una confabulación para drogarla y después encontrarla en el lecho de él. El Rey Martiza sabe que tiene la mala reputación de perseguir a las mujeres bellas. Pero en realidad no tiene intenciones de casarse. Él ayuda a la princesa a escapar de una manera poco convencional y, después de la coronación, se ve envuelto en los problemas del país de ella. Luego de grandes esfuerzos, el rey y la princesa salvan sus respectivos países, pero no pueden rescatarse ellos mismos de sus sentimientos.