?Ana, te llama tu padre. Te espera en el despacho.
?¿Ahora? Pero, mamá, si me esperan los amigos. Nos vamos a esquiar...
?Tu padre te reclama, hija. Eso es antes que lo demás.
Ana ?morena, vivaracha, bonita, esbelta, con unos ojos verdes asà de grandes?, se dirigió al despacho con brusquedad. VestÃa pantalón negro, casaca roja, un casquete negro en la cabeza y calzaba fuertes botas. Dejó la mochila y los esquÃs en una butaca del vestÃbulo y se dirigió, como hemos dicho, a la puerta del despacho. Llamó y entró casi simultáneamente, y cerrando de nuevo se acercó a la gran mesa, tras la cual se sentaba el rico financiero Gonzalo Segura. ?Mamá me ha dicho...
?Sà ?cortó con un frÃo ademán?, te he mandado llamar. Siéntate.
?Pero si me están esperando...
?Siéntate, Ana. Hemos de hablar.