De pie era bellÃsima, con una belleza aristocrática, delicada, sin grandes exuberancias llamativas. Los cabellos muy rubios enmarcando el óvalo perfecto de su cara. Los ojos azules, como lÃmpidas turquesas. La boca de delicado rasgo, quizá un poco gruesa, que daba mayor encanto si cabe a sus labios. Los dientes que enseñaba al sonreÃr, blancos, iguales, apretados. Esbelta sobre los altos tacones, de cadera redondeada y piernas bien formadas. Una muchacha que harÃa furor en los salones, sin duda alguna.