Craig Majors era un hombre gris, anodino, de esos miles de centenares que desfilan por la vida sin pena ni gloria.O con más pena que gloria; según se mire.Pura y simple cuestión de conceptos.Era, en definitiva, Craig Majors, un tipo vulgar. Como vulgar, sin que ello encierra sentido peyorativo, era su profesión: taxista.