El último contacto con la realidad que tuvo Mal Irish fue una moneda de oro que cogió del bolsillo de un hombre muerto? el hombre que en los últimos estertores de su agonÃa le habÃa hablado con respiración entrecortada, de mastodontes enterrados bajo el hielo, y de hombres que no eran humanos. Una vez en posesión de la moneda, Mal se halló asà mismo involucrado en un terrible misterio que le llevó a descubrir cosas todavÃa mucho más extrañas? la muchacha que hablaba un lenguaje de otro mundo, la ciudad bajo el fondo del océano y los diminutos hombre crueles y ávidos de sangre que le perseguÃan. Se hallaba bajo el poder de algo que iba más allá de su comprensión y se empeñó en descubrir la fuente de aquellos acontecimientos antes de que se sirvieran de él para sus fantasmales propósitos.