Después de la muerte de su padre en 1912, Lauri Hartman decidió usar su herencia para ir a visitar a sus parientes de Devon, pero, desde luego, ella siempre tuvo la intención de volver a Boston, su ciudad natal, y su idea era distraerse y no contraer matrimonio... Por eso, la inmediata atracción que sintió por su vecino Steven Connor no dejaba de sorprenderla. Cuando su tía cayó enferma, Lauri decidió quedarse algunos días más en Devon para ocuparse de ella, con lo que se vio obligada a cancelar el pasaje que tenía para el Titanic. Cuando supo el trágico final que el destino tenía reservado para el trasatlántico, Lauri quedó muy impactada y el hecho de haber estado tan cerca del desastre la unió, todavía más, a Steven. De hecho, ella esperaba que un día u otro, Steven le propusiera que unieran sus vidas y no llegaba a entender por qué se estaba demorando tanto...