Reseña de El cadáver con lentes
«Desde luego, ya nada está a salvo cuando ni siquiera el propio cuarto de baño es un lugar tranquilo». Esa más que sensata reflexiĂłn fue la que se hizo Alfred Thipps cuando, al ir a tomar la ducha matinal, encontrĂł su bañera ocupada por un desconocido que, para mayor inri, no iba cubierto más que por unas gafas de pinza y, además, era cadáver. Si al hallazgo de tan impĂşdico, inesperado y desconocido personaje difunto se añade la inexplicable desapariciĂłn de un rico financiero judĂo, se empezará a calibrar la magnitud del misterio que desconcertaba a la policĂa londinense.La novelista inglesa Dorothy L. Sayers supo crear uno de los mejores y más distinguidos detectives de los viejos tiempos: lord Peter Wimsey, segundo hijo del duque de Denver, bibliĂłfilo, sibarita, dandy y seductor profesional, que en sus ratos libres se dedica a la investigaciĂłn en el neblinoso Londres de los años treinta. Peter Wimsey es considerado unánimemente como uno de los grandes detectives de la literatura, a la par de figuras como Sherlock Holmes, Hercules Poirot y el inspector Maigret.