Aquél que posee un ligero grado de clarividencia puede ver fácilmente en el doble etéreo, en cuya superficie aparecen en forma de depresiones semejantes a platillos o vórtices y cuando ya están del todo desarrollados son semejantes a cÃrculos de unos cinco centÃmetros de diámetro que brillan apenas en el hombre vulgar, pero que al ser excitados, aumentan de tamaño y se les ve como refulgentes torbellinos a manera de diminutos soles.