La estación de Symons, en la lÃnea que va desde Trinidad al Sur de Colorado, hasta la divisoria con Kansas, estaba oscura y envuelta en una llovizna fina pero densa, que calaba los huesos, a pesar de que apenas si se podÃa distinguir la caÃda de la fina cortina de agua. Dos lámparas mortecinas lucÃan débiles a través de la lluvia, en unos postes al borde del andén y otra ardÃa colgada en el marco de la puerta del jefe de estación.